Con la sensación de haber visto una película con distintos actores, pero con el mismo final. Así me he quedado tras ver el derbi y la verdad es que esta rutina se hace cada vez más aburrida. No es el hecho de que en la última década el Atlético no haya sido capaz de ganar a su eterno rival en el Bernabéu, es la impresión de que es inútil luchar contra lo inevitable. Y es que a lo largo de los años los rojiblancos han jugado bien, mal y regular. Han merecido ganar, empatar y perder. El árbitro les ha perjudicado más o menos, porque beneficiar nunca, oiga. Y nada, que no hay manera.
Y eso que el partido de hoy se puso de cara. Los de Quique salieron bien plantados al terreno de juego y buscaban las contras de sus delanteros, si bien es verdad que no dispusieron de muchas oportunidades, las que tuvieron fueron significativas. Y en esto que al Atlético le da por triangular en superioridad en la frontal, algo que no por ser normal deja de sorprender en este equipo, el balón que le llega al Kun y con las mismas se lo regala a Reyes, que cada vez me convence más de que es el del Arsenal, y con su pierna izquierda lo cruza con una rosca imparable para Casillas. Ver para creer, no iban ni diez minutos y los rojiblancos por delante. Quizás demasiado pronto.
El Madrid controlaba la posesión de la pelota, pero no con demasiado acierto. Los de Pellegrini se empeñaban en percutir por el centro olvidándose de que el peligro se crea por las bandas, y más a este Atlético, que probablemente tiene los peores laterales de primera división. Higuaín y Cristiano ya avisaron en dos ocasiones clarísimas, especialmente la del argentino, que pudo sacar Tiago en línea de gol.
Y lo que no pudo ser en la primera parte lo fue en la segunda, Quique se veía obligado a sustituir a Reyes por lesión, su lugar lo ocuparía Jurado, a su sitio me refiero porque a su juego y entrega ni de lejos. De hecho de un fallo suyo en el marcaje llegaría el gol de Arbeloa, el segundo del Madrid. Como verán me he saltado el primer gol blanco, pero seguro que se imaginan como fue. Efectivamente, a balón parado. Gol de Xabi Alonso que empuja bajo los palos un remate de Albiol. De su marcador no se tiene constancia, creo que era Antonio Lopez, pero todavía no se ha encontrado, así de perdido estaba el capitán.
A partir de ahí el Atlético no existió, el varapalo de los goles, el bajón físico y sobre todo la no aparición de sus jugadores clave dejaron al equipo a la deriva. El Madrid sin hacer mucho embotellaba a los colchoneros, que por si fuera poco se permitían el lujo de hacer regalos en defensa. Así llegó el tercero para los locales. Actuación calamitosa de Tiago, más propia de una comedia de cine mudo, que Higuaín aprovecha sin oposición.
El gol de Forlán, tras transformar un penalti por mano tan clara como absurda de Xabi, pudiera parecer que daba ilusión a los rojiblancos, pero nada más lejos de la realidad, no tenían fuerzas ni para colgar balones. Los estragos propios de tener una plantilla tan limitada en efectivos.
El Atlético con esta derrota pierde una oportunidad de oro para engancharse a los puestos europeos, pero incluso es más doloroso no haber podido alejar a su intimo enemigo de poder alzar el título de liga. Otra vez será. Me suena tanto esa frase…